sobre las colecciones
reciente mente he escuchado mucho sobre tirar lo viejo para que vengan cosas nuevas a nuestra vida y cosas así.
Personalmente, pienso que, sin embargo, las colecciones de toda la vida de la gente pueden guardar muchas cosas buenas también. ¿Es quizá miedo a que el cambio no sea para bien, como dicen las personas que hacen la primera recomendación? Veamos, siempre es bueno hacer espacio, sacar un poco de cosas (un poco para no entrar en pánico o sentir el cambio TAN radical), y dejar espacio. Este espacio, además, puede no ser destinado a alojar cosas nuevas, sino a brindarnos libertad, aire fresco, luminosidad (sin referirme netamente a la luminosidad como bondad, ni a oscuridad como algo malo, ni al caso, sino a estos como sinónimos de apertura o cierre), y a todos, a no ser que seamos agorafóbicos, nos gusta sentir plenitud, tener nuevas opciones. Es casi como la homosexualidad, entiéndase lo que se entienda.
Creo que me he desviado radicalmente de lo que me importaba hablar inicialmente. Mi punto es que, aunque tengamos colecciones de lo más inútiles, pero nos agraden, lo que realmente tenemos que ver es que valga la pena que estén ahí. Yo en lo personal colecciono tazas y vasos, pero además he hecho una colección de plumas (lapiceros, pens, como les llamen) y lápices, sin darme cuenta. Es que las plumas y los lápices son algo genial, a mi parecer. Los uso y los uso hasta que siento que me han servido suficiente y sin que se deteriore lo que los distingue, la impresión que llevan, por ejemplo.
Hoy más tarde he decidido que iré a mi cuarto, tomaré todas mis plumas (que están en un botecito azul) y botaré las que no tengan ninguna procedencia interesante aparente. Esto, con el fin de hacer espacio, para mejores recuerdos, para enriquecer la colección, mejorarla. Es así como asimismo se mejora la vida: si entienden a lo que me refiero.
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