Insensible. Aún cuando estaba ahí sentado a la luz tenue de una lámpara de piso, escuchando la melodía minimalista que su amor le dedicara alguna vez, cerrando los ojos para percibir mejor la obra, era insensible, a las notas perfectamente armoniosas, a los golpeteos inesperados del piano, y sobre todo, al sentimiento que expresaba. Porque incluso si podía imaginar a su amada en la misma posición en la que él permanecía, ella sintiendo la razón de dedicar tal melodía dramática, simple y sincera, le parecía complejo, ¿cómo era que podía verla sintiendo y no poder percibir él mismo el sentimiento de aquella a quien más amaba? No era simplemente amor, como el que él le había deseado proyectar siempre con sus besos, que aún así eran inusuales. Era quizá un deseo de pertenencia, el anhelo de renacer entre los brazos de su amado. Y así, pensando en todo esto, aún con los ojos ocultos de la escasa luz, las notas se convirtieron cada una en un segundo de vida a su lado, algunas en sonrisas y otras en gestos irritados. Sintió él. Sintió las ganas de reír con ella de nuevo y de contentarla disculpándose por lo que fuera que hubiera hecho... Pero seguía siendo insensible, insensible en sus acciones... indiferente quizá, amándola y siendo indiferente, deseándola y dándole la espalda, y ocultándose en aquella pequeña oficina para no encontrarse con su fantasma en cualquier otra habitación de su casa.
Siguiendo insensible, escuchando aún la melodía que no había incitado nada en su mente, corazón ni cuerpo en muchos años, se acabó su vida vieja..
Pronto sintió como si nunca hubiera existido, como si fuera su primera vez fuera del vientre materno, confundido y llorando, con frío, inocente, a merced de un ritmo desconocido: el palpitar del gran corazón del mundo.
Así conoció él la sensibilidad que ella tenía, un privilegio, pensó, y secó sus lágrimas; la música cesó, y sus antes cansados pasos se tornaron altivos al salir del lugar; esa noche más que temer hallarla vagando en su entorno, deseaba que ella se hallara descansando en paz.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario